TEXTO
DE FERNÁNDEZ ENGUITA
-El
aprendizaje es el proceso individual por el que alguien adquiere nuevos
conocimientos, destrezas y habilidades, pautas y normas de conducta; la
educación es el proceso interactivo por el que otra persona ya educada
organiza, conduce o apoya el aprendizaje.
-La
institución escolar ha venido a colonizar también buena parte de la educación
informal por el simple expediente de ocupar el tiempo de la infancia, la
adolescencia y la juventud.
-El
aspecto más evidente es la deslocalización de los procesos de educación y
enseñanza. Las tecnologías de la información y la comunicación posibilitan el
despliegue de nuevos entornos personales de aprendizaje y nuevas formas de
enseñanza, provocando un escenario potencial de aprendizaje sistemático y de
enseñanza.
-Los
procesos de aprendizaje y educación pueden llegar a ser tan eficazmente y en
tan breve lapso de tiempo segregados, asignados en exclusiva a una institución
y organizados con una lógica autónoma, liberada en buena medida de las necesidades
y las demandas del resto del sistema social.
-Las
direcciones, los equipos docentes y los profesores deben aprender a cooperar
con los agentes del entorno, proximal (físico) o distal (necesariamente
virtual) porque muchos de los recursos necesarios en el proceso de aprendizaje
están en él.
INFANCIA
Y ADOLESCENCIA: BERNARD LAHIRE
-El
niño, luego adolescente, constituye sus disposiciones mentales y
comportamentales a través de las formas que toman las relaciones de
interdependencia con las personas que
les rodean de modo más habitual y duradero.
-El
hecho de que la socialización familiar sea a la vez precoz, intensa, duradera
y, al menos durante un tiempo, sin competencia, explica el peso del origen
social, sobre un gran número de comportamientos o de preferencias estudiados
(escolares, deportivos, culturales…).
-La
cuestión del tipo de estructuración de las diferentes experiencias
socializadoras en cada individuo depende del carácter más o menos heterogéneo y
homogéneo de las experiencias vividas.
-En
todos los casos, eludiríamos totalmente la variación de los comportamientos
culturales de los niños y de los adolescentes si no se abordaran teniendo en
cuenta la variedad de los marcos socializadores que actúan sobre ellas y en los
que se inscriben sus acciones.
-Las investigaciones sociológicas sobre las prácticas y preferencias culturales de los niños y adolescentes tienden a demostrar que no podemos pensarlas sociológicamente sin tener en cuenta los efectos conjuntos de los múltiples marcos o agentes de socialización que contribuyen a moldearlos y que influyen sobre su destino.
TERCER
TEXTO: EL IDEALISMO COMO PROGRAMA Y COMO MÉTODO DE LAS REFORMAS ESCOLARES.
MARTÍN CRIADO
-Idealismo
es querer adecuar la realidad a unos ideales, significa actuar, no por
mezquinos intereses privados, sino movido por altas metas que mejorarían a la
colectividad. (Oposición del idealismo al realismo).
-La
socialización escolar puede tener, y de hecho tiene, efectos sobre los
individuos. Pero estos quedan muy lejos de los que supone la generalizada
confianza entre los reformadores escolares en la escuela como instrumento de
transformación radical, de “mejora moral”, de las sociedades.
-Dada
una estructura de posiciones desigualitaria, las estrategias de “reproducción
social”, de mantener o mejorar la posición familiar, de las distintas familias
levan constantemente a una desigualdad de oportunidades estructurada
socialmente, estructurada como lo están las posiciones sociales. (Toda
estrategia política de igualdad de oportunidades, en la escuela, puro
idealismo).
-Un
maestro deseoso de enseñar y un alumno ávido de aprender: esta situación,
presupuesta en buena parte del pensamiento pedagógico reformista, sólo se da en
nuestras sociedades de manera excepcional: allí donde la situación de
aprendizaje no supone coacción ni recompensas o allí donde profesores y alumnos
están fuertemente seleccionados.
-Quizás
haga llegado el momento de comenzar a reducir las expectativas en torno a la
salvación escolar de la sociedad, esto es, a buscar otro tipo de reformas que
no sean escolares y a plantearse, dentro del campo propiamente escolar, cambios
realistas, que tengan en cuenta lo que supone una escolaridad burocrática de
masas, no de pequeños grupos ideales, en torno a objetivos limitados. (Para
ello, el pensamiento pedagógico debe de alejarse de la corriente idealista).
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